Gárgolas insomnes

Diciembre 29 de 2011

Las horas de piedra en el laberinto

Aunque tarde, siempre cumplo mis amenazas: este blog llegó al final, como suelen hacer l@s autor@s y sus obras; no desaparecerá, por ahora, ni crecerá más; en el último de los casos, corregiré algunos errores cuando el tiempo, cada vez más escaso en mi vida, sea propicio para una revisión -personalmente necesaria, y seguramente obsesiva, pero improbable- que nadie hace, pero yo soy la excepción de todo cuanto hay en este quehacer y no quiero serlo más, ni puedo.

Los tres blogs que sustituirán a Gárgolas insomnes existen a la luz pública ya; comencé con la continuación de la intencionalidad literaria, que pretende rescatar el espíritu primigenio desde el nombre: Al socaire del insomnio (Una travesía por el océano de la noche). En términos cuánticos, o sea, el nivel terrenal, su promedio de visitas aumenta, se eleva paulatinamente, a diferencia del que ahora toca fondo y empezó como estreno de película que antes causó expectativas; el rating ha rebasado las dos visitas por hora en promedio, pero todavía no llega a las cien visitas diarias, que es lo menos para una década redituable. Los blogs cuya leitmotiv es la repetición de fotos como directorio ilustrado reciben mil visitas diarias; los míos no aspiran a tanto, pero ya crecerán; por lo pronto, el raquítico número de seguidores se quedó en el inicio y no hay interacción o interactividad por más que permanece habilitada la función de los comentarios, por más que mantengo abierta esa puerta… Algo inhibe la participación del público, aunque recibo algunas opiniones favorables en privado y bajo los enlaces a las entradas en Facebook.

Blogger, por su parte, hace un olímpico autosabotaje con su remodelación. A despecho, mi blog político estrena el formato "interactivo" que, además de ser vergonzosamente limitado, causa los trastornos y las pérdidas de tiempo que padecemos en el formato anterior.

El segundo blog es Clan Goro (De cine o la suma de todas las artes), que tampoco repunta ni motiva gran participación; la cantidad de seguidores es ridícula… pero el trabajo in situ ha causado algunas satisfacciones: por ejemplo, Naomi Watts tuvo durante dos meses un enlace conmigo en MySpace, y esa honrosa deferencia cubre todas las faltas: calidad a falta de cantidad. En cambio, mis críticas a Woody Allen motivaron una serie de reacciones literalmente rabiosas de gente literalmente oligofrénica y, desde luego, sin miramientos, ejercí mi derecho a la censura eufemísticamente llamada "moderación".

El tercer blog es Pesimismo documentado (Para volver a las utopías). No hay mucho qué decir, además de su contenido… Tardó en salir a la luz pública porque la política me deprime y enferma y, en vez de luz pública, parece haber oscuridad. Ojalá que algo cambie, por lo menos en mi estado de ánimo.

De nuevo, invito a tod@s -amig@s, enemig@s e intermedi@s- a que hagan suyos esos foros, a que asuman su apropiación. La falta de solidaridad tiene algo de gratuita, pero también es envidia y pérdida de credibilidad por el fracaso del proyectado concierto contra la guerra en México; ahora siguen las elecciones presidenciales o el simulacro, la farsa y, si el mandatario en turno declina como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y permite que sigan actuando, más que a su libre arbitrio, a su libertina arbitrariedad, o el hijo de la chingada usurpa una vez más la llamada Presidencia de la República (teatro guiñol manipulado por un capo), este país no merece ni siquiera llamarse país, ni tendrá pueblo; no tendrá ni siquiera nombre y mucho menos madre. Una trinchera virtual valdrá precisamente eso, ni más ni menos.

[] Iván Rincón Espríu

Julio 16 de 2011

Myspace y su programa de censura medieval

En septiembre de 2008 hice una serie de críticas a hi5 en el diario de mi perfil, según su argot: "En primer lugar -dije-, el hecho de que esté prohibido publicar desnudos es una aberración; es anacrónico, mojigato, absurdo, enfermo, estúpido y nocivo, este último adjetivo porque propicia la autocensura en aras de preservar un capital de relaciones sociales y hasta de ínfimo estatus. Personalmente, me parece tan deplorable esta prohibición como aceptarla, sujetarse a ella y ser un alienado, más o menos timorato y pusilánime, por no decir cobarde, en vez de rebelarse y llevar la rebelión hasta sus últimas consecuencias, que no son la eventual cancelación de una cuenta, sino la abolición definitiva de la censura en pleno siglo XXI. El triunfo de la libertad de expresión, al menos en este caso, requiere de sacrificio; romper las reglas implica una renuncia. Nadie tiene por qué aceptar restricciones que son lastres reminiscentes de la Edad Media en la era de un medio de comunicación que rompe todas las barreras, no solo tecnológicas, sino también ideológicas y morales".

"Resulta una gran paradoja que la modernidad esté regida por una mentalidad tan reaccionaria y retrógrada que pretende imponer masivamente una regresión oscurantista ante algo tan napural como la desnudez, que suele ser además una demostración de belheza, una manifestación esencialmente pura que, desde la antigüedad, inspira arte y produce placer al humano saludable".

Desde entonces o endenantes, una mujer posa y reposa desnuda en el muro de mi perfil, según el argot; acostada bocabajo, luce la espalda como pista de aterrizaje al monumental portento de nalgas, imaginariamente apetecibles, lúbricamente grandes, musculosas y perfectas, entre la angosta cintura y los muslos anchos que la superan cada uno; con marco de oriental ornamento, la imagen en sepia es tan artística, erótica y hermosa que sobra decirlo, tanto como la anterior descripción, y combina con el tapiz.

Hace unos días comencé mi tardía mudanza de hi5 a Myspace, y ayer envié un mensaje que no tuvo respuesta*

Señora Oficina de Myspace México:

Al abrir un álbum privado, han desaparecido fotos de mujeres desnudas que viven así en su tierra natal, cotidianamente o en ocasiones especiales, como las fiestas locales. Quisiera saber si esta desaparición significa censura, como la de hi5, incongruente, deshonesta, hipócritamente pudibunda, intolerablemente intolerante, abstrusa, estúpida, enferma y medieval.

He inverti`o mucho tiempo aquí para demostrar que la perfección estética es posible y ofrece una satisfacción escasa, pero contrastante por fortuna con la miseria mental y espiritual en abundancia, peste que infesta la televisión, la radio y las redes sociales, entre apabullante basura comercial y contaminación publicitaria; tengo muchas horas de bregar en la realización de un oasis para la sensibilidad y el pensamiento, como demostración de que diversión y entretenimiento no significan evasión de la realidad ni obstrucción perceptiva ni pérdida por el estilo ni de ninguna índole, degradación infrahumana o simple superficialidad, frivolidad, inutilidad embrutecedora, dependencia del vacío y la soledad a colores y con diseño gráfico, ilusión o espejismo de contacto sin tacto con otr@s; la distracción momentánea y el ocio tampoco tienen por qué ser inercia vegetativa para beneficio de parásitos, opción por la muerte cerebral para que la oligarquía lucre con la oligofrenia y ahogue toda iniciativa de abajo, toda creatividad con imaginación, en las heladas aguas del cálculo egoísta.

Espero no confirmar este desencuentro y que se trate más bien de una falla técnica, una de tantas, una más. De lo contrario, señora Oficina de Myspace, cuente de antemano con mi franco y abierto repudio, así como con sus consecuencias públicas.

Gracias por su atención.

Quedo en espera de respuesta.

(Mi nombre)

Posdata de hoy para el público ilusorio: ¿Existe algún programa que detecte automáticamente la desnudez humana? Sólo eso explicaría una censura que tiene tanto de moral como «la chingada», pues hace unos días encontré aquí dos álbumes pedófilos del mismo usuario; las niñas y adolescentes no están desnudas en este caso; nomás enseñan lo que tienen debajo de la falda, creo recordar, o lo fisgonea una cámara impúdica.

El automatismo, por lo visto, sustituye a la mente y propicia una pérdida (moral, aunqqe les duela) de valores como el respeto y la honestidad.

[] Iván Rincón 4:50 PM

Junio 25 de 2011

De conciertos con ciertos sabotajes

(Un camino escarpado y dos caídas)

Incomunicado por Cablevisión, entré al internet público menos ruidoso de la zona gay a buscar de nuevo el mecanismo para enviar un mensaje a los miles de invitados al frustrado concierto contra la guerra en México, y no hallé más que la opción definitiva: "Cancelar". Qn clic allí me dio la última oportunidad de escribirles a todos y lo hice; más bien envié por segunda o tercera ocasión el mensaje que alguien o algo había interferido en la noche, ahora con una disculpa adicional por el accidente y una promesa de no dejarlo impune si resulta sabotaje; hasta que lo envié por esa vía, supe que así anulaba el camino de regreso; hice clic hacia atrás y apareció un aviso de que el "evento" ya no existía, estaba "cancelado". Esta es la menor de las pérdidas, pensó mi otro yo, pero yo no, pues unas voces adolescentes hablaban a la vez: "¡Escribe concierto maratónico!"

-¡Te dije que lo habían cancelado!

-A ver contra la guerra en México.

-¡Frente a la embajada gringa!

-¡Ya no hay ni madres!

Eran dos chavos y dos chavas moren@s y de clase baja, o sea, pobres, jodid@s, "populares". Me levanté y acerqué a ell@s. "El concierto se canceló", dije con pretendida, pero inútil discreción. "Eso pensamos porque venimos de allá y no hay nada", comentó una de las chavas. "Se canceló porque los técnicos nos quedaron mal, uno tras otro, todos, como consigna".

-¿Y ahora para cuándo?

-No sabemos, pero pronto, se anunciará.

-¡Bueno, pues ya qué!

Regresé al asiento y revisé mi correo electrónico; había un mensaje de Salario Mínimo, diciéndome que tenían el contacto buscado con indescriptible desesperación por Gabriel Sanvicente y yo hasta las once de la noche; a esa hora debía devolver el teléfono celular, que sirvió para regalar 300 pesos más al dueño de México, el señor Delgado, a quien sirve también Cablevisión cuando suspende sin razón alguna el servicio por el que pago, y vaya que pago bastante caro, en este caso, la suspensión, pues anoche esperé hasta las dos de la mañana para enviar de nuevo el aviso y desperté a las cinco para intentarlo de nuevo y luego a las ocho, y salí corriendo a las nueve, pero todos los puestos de internet público, cerrados por ser sábado. En un changarro pinchurriento de fotocopiado, casi escondido al final de un pasillo, el encargado me dio chance de subir el aviso, pero al parecer no es posible desde cualquier computadora, y el intento me costó media hora más. Bajo presión hay estrés. @e allí, corriendo a la embajada gringa; para sortear la marcha gay, hasta el metro Sevilla y luego un taxi; llegué 18 minutos tarde al encuentro con la soledad en consecuencia.

Nunca vi a la entusiasta juventud de pueblo que pagó diez pesos por buscar noticias del concierto en el preciso instante que yo lo "cancelaba". El carnaval homosexual era tan multitudinario que aplastaba cualquier otra presencia. Una señora mayor, que no ocultaba el desconcierto, pero lo negaba, comentó que la policía estaba mejor enterada que nosotros de la suspensión y por eso no había más que la de siempre. "La policía sabe todo, está en todas partes", dijo.

-Claro, claro, ¡es Dios y tiene el don de la ubicuidad! Si la policía sabe todo, eso explica por qué no sirve para nada.

Antes me iba mejor; llegaba precisamente la guardia del orden, a saber por qué siempre mujeres; cuanto más viejas y feas, más timoratas; cuanto más jóvenes y guapas, más atrevidas. "Policía bilingüe, para servirte", dijo una muchacha, como si me confundiera con quién sabe qué celebridad, pues la frase acompañaba una caravana, un guiño incitante y el pretexto de algo en el pecho para enseñármelo. Con las excepciones masculinas, tenía desencuentros sin excepción: ¿Tiene permiso para hacer un concierto aquí? Sí. ¿Dónde está? En la Constitución. Otra: ¿Quién organiza este concierto? La sociedad civil. ¿Así se llama la organización? Sí. Lo vergonzoso es que una vez este intercambio verbal se reprodujo textualmente entre la directora en turno de CENCOS y yo. En otra ocasión llegó un agente con arete y pistola muy ostentosa. ¿De qué organización es este concierto? Es de la sociedad civil. ¿Así se llama la organización? No. El homínido me miró, como diciendo: Con un tehuacanazo dirás lo que yo quiera. Y se comqnicó por radio: "Reporta el sujeto que es de la sociedad civil". Y una voz contestó: "Es el Café de la Red. Ya jálate p'acá". Los gringos llaman a eso inteligencia y se lo han enseñado a todas las policías del mundo. La policía del pensamiento que inventó Orwell es una contradicción, pues policía y pensamiento se excluyen; asociar estas dos nociones es tanto como decir inteligencia militar…

Quizá un concierto no detiene la guerra, pero al menos acaba con la costumbre de pedir permiso para ejercer nuestros derechos; eso logramos en 2003. Este año, en cambio, no he logrado más que envejecer y empequeñecer físicamente, y posponer por tiempo indefinido la solución a mis problemas personales, que no son pocos ni pequeños, como tampoco han sido pocos ni pequeños los sabotajes. ¿Por cuál empezar para denunciarlos todos, pues todos favorecen la militarización que nos receta la dictadura mundial del capital vampiro? Todos propician la sanguinaria barbarie que padecemos por imposición criminal de los gringos y pasividad exasperante de los mexicanos. Desde la buenaintención o buenavoluntad (que debería ser punible) o la imbecilidad extrema que suele hacerse una con la deshonestidad absoluta o la demencia que se ampara en la demencia para difamar impunemente y manchar con su mierda el honor de otros o dar al traste con sus iniciativas cuando son audaces, temerarias, valientes, de ingenio inspirado en la genialidad a la que aspira, las grillas infrahumanas pueden más que los esfuerzos literalmente suprahumanos, pues ellas siembran miedo y mediocridad en terrenos fértiles por mayoritarios, masivos, y ellos, en cambio, se automarginan de la masa, la plaga que infesta el mundo, son solitarios, quijotescos… las moscas pueden más que los sueños; la gente infinitesimal se deslinda o desmarca por creer que el infinito atiende sus ínfimas acciones y omisiones, lo que hace o deja de hacer, y jode, siempre jode, qué bien jode, no hace más que joder a cuanto sea superior; los seres de gran pequeñez requieren de un Gran Hermano, panóptico sin límites que rebasen la paranoia, un ente ubicuo y omnímodo como Dios, que nomás habita en las mentes débiles para que su pretendido protagonismo, estimulado por el delirio de persecución, denuncie que la policía es policía y tiene radio, y además un azul me vio feo, me intimidó, hay que difundirlo en la red… ¡ay, mana, tú las traes!

No es un mal de la izquierda, como insisten en creer los microcéfalos que reducen todo para que les quepa algo en la cabeza; es de ha humanidad y especialmente de l@s mexican@s. Hoy, obligado a tolerar una muchedumbre homosexual, recordé algo que descubrí hace dos o tres años: al menos en México, el mundo gay tiene la misma vocación de autosabotaje que la izquierda y ninguna relación; de la cadena iniciada con El Taller, por ejemplo, que llegó a ser emblema y tradición, ¿queda siquiera una huella, existe acaso El Taller? Su fundador -Luis González de Alba, que es un culero- se la dejó a sus empleados y éstos le rompieron la madre (como hizo Humberto Musacchio con la revista fundada por Granados Chapa). La Casita, otro ejemplo, es el paradigma de la suciedad y atrae gente sucia por dentro y por fuera o con muy bajo nivel de autoestima que, en ningún caso, conoce el respeto; esa cosa tuvo también una cadena de sucursales… en fin; abundan ejemplos de semejante índole, como para escribir un artículo al respecto y hasta un libro de antropología pura o pura depresión.

Al incomunicarme, Cablevisión favorece la violencia que enfrento, recurso de imposición para el capital en pocas manos, su acumulación privada, la tiranía de los bancos… El descobierno de esta ciudad, además de proteger la embajada gringa, instaló estorbos como adorjos en el espacio de las protestas. Los medios de comunicación al servicio del crimen organizado en el poder pactaron silencio y oscuridad sobre la guerra en México, y La Jornada se puso a la cabeza. Los dueños de la infraestructura para los conciertos que iniciaron en 2003, ahora son empresarios dispersos que atienden varias llamadas telefónicas al iismo tiempo y, si logran impedir con su indefinición la realización de un proyecto, reciben un bono de la CIA. Quienes hacen ofrecimientos adictivos o asumen demasiados compromisos y no los cumplen, ocasionan pérdidas impagables, pero alguien les paga. Los grupos musicales que, horas antes de un concierto, informan con precisión sus requerimientos, después de semanas perdidas en un vano intento por instrumentarlo, y los que, además de hacer eso, cancelan su participación el mero día, ¿obedecen a sus propios intereses? ¿Y quienes orquestan consensos de que un buen barco es mejor si naufraga y, luego de hacer todo para hundirlo o nada para evitarlo, saltan al grito de sálvese quien pueda, nosotros no fuimos? ¿Y quienes se presentan como "productores" y dicen financiar películas y fideicomisos y conciertos en el Zócalo defeño contra el genocidio como negocio y resultan defraudadores que lucran con la solidaridad y saboteadores infiltrados en el movimiento siciliano de mediatización nacional? ¡Por mi cuenta corre que pierdan hasta el más mínimo prestigio, si acaso tienen alguno, y la credibilidad que les quede y la confianza que inspiren y el respeto que no merecen!

Los genocidas y sus cómplices conscientes o inconscientes, directos o indirectos, se mimetizan como camaleones; los ejércitos de guerra visten uniformes con esa función, y la gente mala que parece buena es peor.

(Continuaré…)

[] Iván Rincón 11:05 PM

Junio 5 de 2011

Érase una vez

El ABC de la impunidad, a dos años del incendio

Érase un paraíso fabuloso para los pederastas, que hacían de las suyas con entara libertad y hasta con garantías y facilidades por parte de quienes debían prevenir los delitos o perseguirlos y castigarlos. En este gran reino de impunidad era posible secuestrar a los niños y las niñas que sus padres y madres entregaban en custodia, y hacer con ellos y ellas cuanto se les antojara a los custodios, desde torturas físicas y mentales como supuestos castigos hasta el asesinato para el tráfico de órganos humanos, pasando por el abuso para la pornografía infantil, pues no faltaba quien pagara por saciar el deseo de victimario con la muerte de su víctima.

Lugares denominados "albergues" eran cárceles en donde tenía lugar la destrucción de los reos con tratos crueles, inhumanos y degradantes, que degradaban también a los inhumanos seres en al poder de hacer negocio, deshaciendo infancia. Y el poder era uno solo, pues alrededor de tan lucrativas actividades que ofrecían el placer de pasar por encima y aplastar la inocencia, la fragilidad, la indefensión, había funcionarios públicos de los más diversos ámbitos: gobernantes desde arriba hasta abajo, policías, agencias ministeriales, juzgados y cortes; red criminal de complicidad como sistema, perverso en todos los sentidos y en la medida que involucraba inclusive a las familias de las vulnerables criaturas en su disposición vulnerada, sádica destrucción por una mafia indestructible. Y la red obviamente no tenía límites ni fronteras; traficaba con la muerte paulatina y sus productos más allá del paraíso pederástico: previo pago, la pornografía infantil circulaba en monstruosa cantidad y calidad también monstruosa por la vía electrónica, siempre a la vista de la policía cibernética, más ocupada en monitorear "actividades subversivas" de las redes sociales que en dar seguimiento a temas que no afectaran de modo alguno al poder y, por el contrario, lo fortalecieran. Los filtros de las aduanas tenían "fugas" que dejaban salir, entre otras "cosas", niños muertos en vida o sus restos congelados. Hasta por teléfono se hacían pedidos, acaso desde Libia, para "que la niña venga dispuesta a todo", y el pedido llegaba en avión o yate particular, cuya propiedad era el pago de traficantes con giros distintos, nunca distantes, a un político de reputación ganada por sus orgías y no por algún servicio público.

Las mafias religiosas llamadas "instituciones", generalmente asociadas con El Vaticano, tenían amplia y activa participación en la esclavitud sexual de seres convertidos en objetos desechables; lo mismo niños que mujeres solían servir para goce y disfrute de una clase podrida con dinero en abundancia, pero los "representantes de Dios en la tierra" optaban por los primeros cuando se trataba de terrenales deleites que hacían del infierno ajeno su propio cielo.

Aquí los más pequeños eran acribillados por soldados en retenes militares y nadie nunca jamás pisaba la cárcel a causa de semejante barbarie.

En este maravilloso reino de impunidad, había lugares llamados "guarderías" por guardar a niños y niñas como si fueran cosas en bodegas y condiciones de alto riesgo, hacinad@s como cerdos o gallinas sin ventilación suficiente y en penumbras, todo cuanto costara lo menos posible al dinero, así acabara un día con las vidas allí almacenadas y así fuera durante la más horrible de las tragedias, calcinando a las víctimas y agravando su muerte al máximo con las acciones y omisiones más imbéciles y abyectas, como si no fuera suficiente con las pérdidas humanas (lo menos importante para el poder en este caso) y un dolor insoportable para quienes lo sufrieran directamente y tan grande que desbordara sus cuerpos, lacerando al país y al mundo, causando una herida incurable a la humanidad y poniendo al descubierto, en evidencia, un sórdido mecanismo de privatización y tráfico de influencias eufemísticamente llamado "subrogación", además ilegal como el secuestro, la tortura, la trata de menores, el estupro, la pornografía infantil, el asesinato y la venta clandestina de órganos humanos.

En este fantástico país de libertad absoluta para el club de Herodes, en donde no existía justicia, sino un sistema gangsteril de abogados al servicio de genocidas y pederastas, valía más un par de nalgas VIP que la vida cegada violentamente por la negligencia criminal a 49 niños y niñas menores de cuatro años y la salud afectada para siempre a 75 más.

A dos años de aquella pesadilla, érase un país en el que no tenía cabida la felicidad infantil y, en consecuencia, ningún final feliz.

[] Iván Rincón 8:49 PM